Últimamente estuve pensando mucho en mí. Lo qué soy, cómo llegué a serlo y por qué soy así.
El viernes salí a comprar un caño para hacer la instalación de mí lavarropas en el nuevo depto al cuál me mudé, porque era eso o juntar 10 pesos en monedas por cada vez que necesitara lavar mi ropa (aproximadamente 2 o 3 veces por semana). Me estuve preguntando, en esa odisea bajo el sol abrazador, si debía empezar a escribir blogs... estuve leyendo un poco los blogs de cierta persona que admiro y... bueno, me inspiró a querer hacerlo. Lo que me llevó al siguiente dilema: ¿Sobre qué debería escribir? No supe contestarme por lo que al llegar a la ferretería le presenté mi idea al hombre que me atendió. Era un hombre de poco cabello blanco y unos cuantos años de pura maña y experiencias. Él me dijo que le sacara una foto a la parte de abajo de la cocina para al día siguiente mostrársela y decirme si podía realizarse la idea que tenía en mente. Lamentablemente el viernes por la noche salí a un boliche y al día siguiente ya era muy tarde para ir cuando me desperté.
El lunes volví a la ferretería y le pedí disculpas por no haber ido el sábado. Me explicó cómo tenía que hacer para que la operación saliera exitosa, por lo que me dispuse a volver a casa con los materiales ya comprados a poner manos a la obra. Hacía mucho calor así que me puse en paños menores a realizar mi tarea. Todo parecía muy sencillo y, en efecto, lo era. Pero algo tenía que salir mal ¿Verdad? Qué punto tendría entonces contarlo de esta manera... intenté instalarlo en la cocina pero la manguera del lavarropas no era lo suficientemente larga para llegar del aparato a la pared así que opté por dejarlo en el baño pero resulta que hice más fuerza de la que debía y el caño se rompió (¡wow que fuerza tengo!). El baño se inundó y me apure a cerrar la llave de paso. Para mi suerte no fue tanto. Lo dejé así del enojo que sentía.
Hoy, martes, me dispuse a visitar nuevamente a aquel hombre para conseguir otro caño y más teflón (cinta blanca que va en la punta macho del caño) Leo se ofreció a acompañarme.
Cuando volvimos al depto, él se quedó dormido y yo me puse a intentar, nuevamente, instalar el lavarropas. Fail. Seguía goteando, lo hice con toda la delicadeza que pude, como dijo el ferretero, así no volvía a romper el caño (que esta vez era de plástico para que, según el señor, no se me rompiera) Me di por vencido, ya no soportaba fallar tantas veces, estaba harto.
Volví a mi pieza lleno de ira y me senté a escuchar música. Vi que Leo se despertó así que le dije indirectamente "¿No tenés ganas de intentar hacer la instalación de lavarropas?" a lo que respondió "¿Quéres que intente?". Realmente quería estrangularlo cuando lo escuche pero solté "No, dejá. Ya para qué" y seguí en la mía. Fue al baño y me dijo que lo iba a intentar.
Pasó alrededor de 20 minutos creo, quizá menos y lo logró. Logró hacer la instalación del lavarropas. Así que ya puedo lavar mi ropa sin gastar plata. ¿No es genial?
Con respecto al blog... la verdad que pensé que siendo espontáneo podría escribir algo así que solo me limité a contar algo común que a cualquiera podría pasarle. No sé últimamente ya no me está importando nada. Hay algo que me falta o algo que necesito y no sé qué es. Estoy teniendo más riñas conmigo mismo y no me estoy ayudando a progresar en nada. Lo único que rescato de mi depresión constante es que cuando peor estoy, cuando ya siento que podría pedirle piedad a la muerte es cuando más inspirado para dibujar o escribir me siento. Me la paso escuchando música para calmar mis nervios y la ansiedad. No sé cómo va a ser mañana, pero tengo nubes en mi cielo que parecen no querer irse.
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